Exclusividad Universitaria en carreras de la Salud: más allá de la calidad y el mercado

la salud no es un juego

La Ley de Exclusividad Universitaria es una sección de la LGE que confiere el título universitario exclusivo para ciertas carreras. El DFL Nº1 del Ministerio de Educación del año 1981 primero, y luego la ley Nº18.962 (LOCE) específicamente el artículo 52, decretan cuales carreras requieren el título universitario obligatorio (por lo tanto, sólo pueden ser impartidas por universidades) y confiere esto último a carreras como Química y Farmacia, Medicina y Odontología; mientras que las demás carreras de la salud (Nutrición y Dietética , Fonoaudiología, Enfermería, Kinesiología, Obstetricia y Puericultura, Tecnología Médica y Terapia Ocupacional) pueden ser impartidas por Institutos Profesionales que pueden otorgar el título profesional, requisito suficiente para ejercer la profesión.

El proyecto para conferir a las demás carreras la exclusividad fue enviado el 2005. El segundo trámite se retomó en dos ocasiones en los años 2008 y 2009 quedando congelado hasta el presente año, donde en Enero la Cámara de Diputados comienza su discusión, llegando a aprobar en votación en sala la incorporación de las carreras de Enfermería y Obstetricia en dicho proyecto de ley. Sin embargo, en paralelo, rechazó incluir a las restantes disciplinas en la moción. Ante esto, la Comisión de Educación del Senado rechazó el informe emanado de la Cámara de Diputados, que daba cuenta de la exclusividad universitaria solamente para las carreras de Enfermería y Obstetricia. [1]

Dado el estado de la discusión en la Facultad en torno a la exclusividad universitaria (EU), como FeL- Salud creemos importante hacer ciertas apreciaciones. En la discusión actual que se da en la Facultad se tiende a afirmar que las carreras de salud deben tener exclusividad universitaria debido a lo inherentemente importante que es el desempeñarse en torno a la salud de las personas. De esto se derivaría que, dado que la salud de las personas es tan importante, estas profesiones deben ser impartidas en las universidades pues estas “garantizan calidad” y se les penaliza por lucrar, a diferencia de los IPs. En primer lugar, nos parece importante hacer la salvedad que hoy en día la calidad no está garantizada en ningún nivel del sistema, ya sean universidades, IPs o CFTs y ciertamente algunas universidades ofrecen formación deplorable en carreras de la salud.

En otras ocasiones se menciona que la exclusividad universitaria iría en un sentido contrario a la mercantilización de de los derechos básicos, como educación y salud. El defecto principal esta postura es que la mercantilización de la educación se reduce a un mero recurso retórico al plantear la EU como remedio a ésta. Hoy por hoy, la educación universitaria está tan inserta en el mercado como aquella impartida en IPs.

Desde el FeL-Salud deseamos entregar algunas apreciaciones al debate para poder ahondar sobre la pertinencia de la EU. En este sentido, debemos hacernos la siguiente pregunta: ¿Cuál es el enfoque que se le da a la educación superior hoy en día en Chile? Es necesario decir que esto pasa por la marcadísima influencia del mercado en la educación chilena. El despliegue de esto se genera en la súper-tecnificación de la educación, donde tenemos al plan Bolonia y al proyecto Tuningcomo caballos de batalla del imperialismo con tal de generar mano de obra rápida y extremadamente especializada anulando el pensamiento crítico dentro de la formación. Este proceso se inicia al suprimir el requisito de título universitario exclusivo a muchas carreras durante la dictadura, pues en el objetivo de la dictadura de “despolitizar la universidades” se busca eliminar la reflexión sobre el propio quehacer de los profesionales y se reduce la reflexión ética y filosófica a su mínima expresión, a la vez que se fomentan nichos de negocio indiscriminados. Esta ley no soluciona el problema de la calidad, ni la presencia del mercado en la educación, ni la expansión desregulada de las matrículas.

Habiendo dicho lo todo anterior, es preciso remitirse a pregunta básica que podría sustentar la EU. Esto es: ¿Tienen las carreras de la salud particularidades propias que las hacen merecedoras de la EU? La respuesta es ciertamente sí. Las carreras de la salud tienen un valor imperativamente social y su labor no pasa solamente por el desarrollo de una praxis clínica óptima sino también por la formación de conocimiento nuevo (investigación) y critico hacía lo actual, dejando claro que la Licenciatura, grado exclusivamente académico implica preparación en investigación sobre la propia disciplina y orienta a entender no sólo qué se hace sino los porqué de las propias labores.

Si bien este proyecto de ley debe aprobarse, se cae en el error de discriminar negativa e injustificadamente a los técnicos y profesionales (la proporción entre estos y profesionales es de (1:4 respectivamente), llevada entre otras cosas por una diferencia de ‘’status social’’ que genera el título profesional universitario, esto último debe hacer surgir la interrogante del rol del técnico y el del profesional en la sociedad, caracterizando cada uno y revalorizando el rol de las carreras técnicas. Somos enfáticos en señalar que la aprobación de la EU debe incluir opciones que permitan a los estudiantes que actualmente cursan carreras de salud en IPs egresar sin problemas y lograr acceder al grado de licenciatura en el menor tiempo posible. Junto con eso, repudiamos la estrategia usada por los colegios profesionales que hoy enfocan su discurso en atacar a los IP tanto en su calidad como en su legalidad (lucro legalizado en todas sus fases y conceptos) con tal de validar la exclusividad universitaria. Cómo estudiantes universitarios nuestro deber es utilizar esta ley para generar nexos y vinculación real con los estudiantes de educación técnica superior, que hasta hoy se han visto marginados de las discusiones del movimiento estudiantil, este proyecto puede ser el pie para hacerlos parte tanto de las discusiones (no sólo de EU) como generar acción conjunta respecto a la coyuntura actual, pero haciendo la salvedad de que esta busqueda de comunicación con ellos no debe ser desde un status superior de estudiante universitario, sino horizontal y fraterno.

Para finalizar, queremos llamar la atención respecto del accionar de las autoridades y a los énfasis que debemos dar en la discusión. Las Escuelas de la Facultad están hoy invitando a movilizarse por la EU y desde el estamento estudiantil debemos evitar ser instrumentalizados por éstas, ya que su objetivo es meramente corporativo, buscando la aprobación de la EU, pero en ningún momento apuntando a acabar con el mercado en la educación, es por esto que no basta sólo con generar posiciones a nivel de estudiantado, sino invitar a las escuelas a transparentar sus posiciones respecto no sólo a la EU sino también al sistema educacional en si y al proyecto educativo que ellos ven como correcto, esto tanto para generar una postura que podamos defender como facultad respecto a la EU como iniciar procesos de discusión de facultad respecto a movimiento estudiantil. Para avanzar como estudiantes en acabar con el mercado en la educación debemos participar y profundizar las discusiones del CONFECH, generando reivindicaciones y estrategias que permitan verdaderamente conquistar una educación como un derecho social y al servicio del pueblo chileno.

En conclusión, debemos abandonar el gremialismo y rechazar los argumentos facilistas para aprobar la EU, sino ampliar el problema, mostrando que éste en gran parte no pasa por qué institución entrega la educación, sino con qué objetivo se entrega y cuál es el rol social formativo y ejecutor que posee. Agregando también que esta ley no viene a solucionar el mercado educativo, no soluciona el problema de la calidad ni la expansión desregulada. Es necesario contraponer el motivo u objetivo educador neoliberal versus el de una educación integral, crítica y liberadora de los sujetos y para comenzar debemos utilizar esta ley para ir derrumbando los efectos de la dictadura, devolviéndole el carácter crítico y desarrollador de conocimiento que deben tener intrínsecamente las carreras de la salud.

¡Devolvamos el rol crítico y formador de conocimiento a las carreras de salud, profundizando nuestra lucha contra la educación de mercado!

Frente de estudiantes libertarios Salud UCH.

[1] El texto legal indica, asimismo, que los institutos profesionales que imparten las dos primeras carreras no podrán incorporar nuevas promociones, a contar de un año de la publicación de esta ley (4). El proyecto que fue modificado en la cámara de diputados, este pasó el miércoles 7 pasado a discusión a la cámara alta, donde el miércoles 14 ante el rechazo de la Comisión del senado, el proyecto deberá ser analizado por la Sala del SenadoDe confirmarse dicha opinión desfavorable, debería conformarse una Comisión Mixta.

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Lecciones de las movilizaciones del semestre pasado en la Facultad de la Salud

Este es el primero de una serie de artículos que iremos publicando durante estas semanas  acerca del estado actual de la organización estudiantil en la facultad, sus reivindicaciones y las proyecciones políticas en nuestro espacio.

marchasaludVenimos saliendo de un proceso de movilizaciones a nivel nacional que en nuestra Facultad se materializó en 3 semanas de paralización. En el marco de las discusiones que se han generado en torno a los alcances que esta movilización tuvo y las críticas que se han hecho sobre la conducción y desarrollo del proceso, como FeL queremos entregar un análisis para aportar al debate.

Contexto nacional

El 2011 vivimos un proceso de movilización nacional en torno a la consigna de Educación Gratuita, Pública y de Calidad. Estas movilizaciones significaron un extendido proceso de paralizaciones, marchas, tomas y otras acciones directas de las cuales nuestra facultad también se hizo parte en un paro que duró varios meses. Como sabemos, a pesar de toda la fuerza que como estudiantes organizados desplegamos en las calles, la muralla que nos impuso el modelo y los intereses de la clase dominante fue demasiado fuerte para vencerla. La conclusión que todos sacamos al respecto es que como movimiento estudiantil aislado no podemos ganar demandas que dañan intereses tan arraigados y rentables para la clase dominante y que la lucha la ganaremos como movimiento social articulado con distintos sectores de la clase trabajadora en torno a un programa común. Aún con estos aprendizajes, el movimiento estudiantil entró en un período de reflujo que se extiende hasta hoy, con intentos de movilización fallidos durante el 2012, que no pudieron cumplir sus objetivos, y con pocas claridades en torno a cómo maniobrar en el corto plazo para avanzar concretamente en nuestras demandas e impedir el avance de la agenda legislativa neoliberal del gobierno.

Es así como llegamos al 2013, un año marcado por las elecciones y el consecuente riesgo de que el debate electoral absorba por completo las reivindicaciones que el movimiento estudiantil ha puesto sobre la mesa. La correlación de fuerzas desfavorable para el movimiento social se mantiene e importantes sectores políticos intentan canalizar dentro de la institucionalidad estatal la creciente fuerza que los movimientos sociales en reconstitución están desarrollando. A nivel nacional las movilizaciones nacen en torno al conflicto de la requintilización de los beneficios estudiantiles, pero en la U. de Chile este conflicto sólo afectó a una minoría de estudiantes y no generó gran malestar, salvo algunas excepciones, levantándose en cambio un proceso de movilización principalmente en torno a petitorios locales. Desde casi todos los sectores del activo político se comprende que estas demandas que se enarbolan aisladamente desde las facultades de la Chile tienen una vinculación explícita con los problemas estructurales del modelo educativo, sin embargo es la dinámica y los tiempos propios de la lucha local y las incapacidades de las fuerzas políticas la que hace florecer sólo tardíamente una concretización de la convergencia de las demandas de facultad en reivindicaciones transversales a toda la universidad.

Movilizaciones en Salud

El reflujo post 2011 no es ajeno a nuestra Facultad. Aún cuando la mayoría de los estudiantes hacen suyas las consignas que dan vida al movimiento estudiantil, la movilización como estrategia de lucha ha perdido valor frente a un abanico difuminado de estrategias lobbistas, institucionales, electoralistas, etc. impulsadas por los sectores reformistas y progresistas de nuestra universidad. En otras palabras: excluyendo a los más activos políticamente, en los estudiantes hay menos esperanza puesta en la movilización y la acción directa como formas de avanzar en nuestras demandas. Por otro lado, dentro de nuestro espacio local, en gran parte de las carreras, se implementa en primer año la Innovación Curricular, un proceso lleno de falencias, irregularidades y autoritarismo. Este contexto y la movilización creciente dentro de la Universidad, con cada vez más facultades paralizando por temas internos, lleva a una parte del activo político de la facultad -incluyéndonos como FeL- a creer en la posibilidad de impulsar un proceso similar dentro de nuestro espacio, que sirviera a revitalizar la movilización como una forma efectiva de lucha a través de una paralización acotada que lograse a través de la disputa con las autoridades universitarias, mejorar problemáticas concretas y básicas que vivimos cotidianamente en nuestra facultad y a la vez, tomando parte de los espacios que la paralización generase, potenciar una discusión que nos permitiera profundizar las demandas que el movimiento estudiantil elaboró el 2011 y generar una posición respecto a cómo nos debemos desenvolver estratégicamente en el período actual para ganar nuestra lucha a nivel nacional. Creemos que la movilización en torno a demandas locales debe desde el principio explicitar que los problemas de nuestras carreras y facultad tienen relación directa con el modelo educativo, que a su vez está relacionado con el modelo económico-social de nuestro país, y desprender desde ahí espacios de discusión al respecto.

A mediados de mayo se decidió en una Asamblea de Centros de Estudiantes y Delegados (ACED) impulsar finalmente este proceso de movilizaciones, generando diagnósticos y petitorios por carrera para pelear y ganar en una movilización de facultad. Sin embargo, este proceso se desarrolló con falencias importantes, por varias razones:

En primer lugar hay que destacar que las principales fuerzas políticas que impulsamos este proceso en la Facultad fuimos La Escotilla y el FeL, las que tenemos presencia en la mesa coordinadora del CES. Esta apuesta estaba condicionada por el contexto de movilizaciones locales que vivía la universidad y la necesidad de contribuir desde estas movilizaciones a generar un proyecto de universidad (principal apuesta de La Escotilla), crear un espacio para generar claridad política sobre las demandas, proyecciones y estrategias del movimiento estudiantil a nivel nacional considerando el contexto eleccionario y de un próximo gobierno de la concertación (principal apuesta del FeL), y generar un crecimiento cuantitativo y cualitativo en la politización y pensamiento crítico en los estudiantes de la Facultad junto con relegitimar la movilización como herramienta de lucha a través de victorias concretas en las movilizaciones locales, además de generar un clima de agitación para las jornadas de protesta del 26/06 y del 11/07 (apuesta común). Sin embargo, el proceso que se pretendió impulsar por estas fuerzas políticas no previó el estado precario de la organización estudiantil en la mayoría de las carreras, que obligaba a tener un período previo de agitación y diagnóstico que no podía ser apurado, sino que necesitaba de tiempo, voluntad política y mucho trabajo por parte del activo político para poder darse en buenas condiciones. En síntesis, hubo una mala lectura del escenario, posibilidades y necesidades del espacio por parte de las organizaciones políticas, una mala lectura que se terminó plasmando en la propuesta de la mesa del CES y que tiene relación directa con el estado actual de las organizaciones políticas que tienen presencia en estos espacios de representación y la forma en que se ha manejado la conducción política por parte del CES. Por una parte, vemos que las organizaciones políticas de la facultad se encuentran en un estado precario, tanto en el número de personas que las componen como en la capacidad de elaborar líneas políticas claras y transparentarlas al resto de la facultad, poniéndolas a disposición del debate público y generando a través de la discusión un crecimiento político tanto en las propias organizaciones como en el resto de los estudiantes. Por otro lado, tenemos que esta escasa capacidad operativa está concentrada en el CES como espacio de conducción política en la Facultad, pero sin capacidad de llegar paralelamente a un sector importante del estudiantado a través del trabajo de base, convirtiendo la elaboración e implementación política en ficción dirigencial. Esto se da tanto por la incapacidad orgánica de las fuerzas políticas como por la manera en que el proyecto del CES de este período se conformó: sobre la marcha, de manera poco amplia y bajo un análisis de coyuntura errado, limitado y poco transparente incluso dentro del propio proyecto, automarginando a la mesa resultante de una potencial base más amplia que hubiese podido dotarla de mayor profundidad y diversidad de análisis, además de mayor capacidad de trabajo.

En segundo lugar se debe notar la asimetría de formación entre quienes componen la mesa del CES y los centros de estudiantes por carrera. Esta asimetría en la formación política se evidenció en la diferencia en el nivel de elaboración política y técnica de los petitorios de las distintas carreras y también en que la propuesta de la mesa del CES al ser discutida en la ACED no tuviese ni crítica ni retroalimentación fuerte, exceptuando a un solo centro de estudiantes. Además, una vez decidido en la ACED (casi por omisión) llevar adelante el proceso, fueron las mismas fallas de formación (esta vez tanto en el CES como en los CCEE) las que impidieron superar los obstáculos que surgieron en el camino. Por otro lado tenemos la falta de vinculación de los Centros de Estudiantes con un proyecto político (no necesariamente una militancia política) que conlleve un análisis que vaya más allá del ámbito limitado de las carreras y que considere el contexto de la facultad, de la universidad y del país e impulse discusiones políticas constantes durante el año. Las fallas en este aspecto se materializaron en la incapacidad de situar las movilizaciones de facultad dentro de un análisis de correlaciones de fuerzas entre el movimiento estudiantil, social y los representantes de la clase dominante, lo que derivó, por ejemplo, en Terapia Ocupacional en una apuesta de movilización nacional que chocó con la dura muralla de la realidad, mientras que en carreras como Medicina significó una casi completa separación de la realidad nacional, y en casi todas las carreras significó un proceso que se erigió en el aire, sobre una base nula de discusiones previas.

De cualquier manera no podemos obviar que el proceso de movilizaciones vivido durante el primer semestre, a pesar de verse limitado tanto por las fallas de conducción como por el contexto adverso, sí generó un crecimiento a partir de las discusiones dadas sobre el conflicto local y nacional y la resolución al menos parcial de los petitorios de las carreras.  También podemos decir que las carreras más organizadas y cohesionadas lograron mejores victorias que las menos. Lo anterior nos viene a decir que efectivamente la organización y movilización sí son herramientas efectivas de lucha, aún bajo la precariedad y dificultades vividas en este proceso.

Las enseñanzas del proceso

Como FeL creemos que el proceso vivido el primer semestre nos dejó importantes lecciones para movilizaciones futuras y para seguir avanzando a lo largo de lo que queda del 2013.

La lección más importante es la necesidad por parte de las organizaciones políticas (entre las cuales nos incluimos y realizamos la autocrítica) y todos los estudiantes que lo vean necesario de generar un debate público constante en torno a los conflictos nacionales y locales, aprovechando las plataformas virtuales y materiales e ideando nuevas maneras de generar interés en los compañeros. Las visiones políticas deben ser transparentadas y debatidas si queremos que se retroalimenten y robustezcan, y siempre debemos tener en cuenta que sobre un debate público constante es más probable impulsar procesos que se den de buena forma.

En segundo lugar está la necesidad de que los Centros de Estudiantes generen espacios de reflexión constante, y eso se debe concretar sobre todo y como punto de partida dentro de las propias mesas coordinadoras. Esto mismo aportará en su proactividad y en que eventualmente superen al CES y tomen la iniciativa en la conducción de los procesos de la Facultad. Además es necesario quitarle centralidad al CES como espacio de conducción política y equilibrar la balanza hacia la iniciativa de los centros de estudiantes y bases organizadas. El CES no puede concebirse como la plataforma de acción de un activo político malogrado ni debe ser el protagonista en la conducción de los procesos políticos internos de facultad, sino que debe privilegiar la creación de instancias que permitan compartir sinceramente opiniones políticas entre los CCEE, las fuerzas políticas y las bases estudiantiles y desarrollar herramientas que permitan canalizar a estos mismos actores sus propios procesos de la mejor manera. Si el activo político se encuentra en una condición precaria, su única solución es volver a las bases.

Frente de Estudiantes Libertarios – Facultad de la Salud U.de Chile

Agosto 2013

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Introducción al sistema de salud chileno y algunas propuestas

Este artículo forma parte del boletín Salud y Libertad n°9, de Enero 2013.

Ahora que comienzas a ser un futuro profesional de la Salud, desde el FeL te queremos presentar una visión (muy resumida) sobre el actual modelo de Salud de Chile, que esperamos te sea útil para comprender su origen, por qué es necesario cambiarlo y hacia donde apuntar para lograr un mejor Sistema de Salud:

El Sistema de Salud Chileno y su evolución hasta 1973

Hasta fines del siglo XIX, el Estado no se hacía cargo de la salud de la población exceptuando algunas políticas públicas de salubridad. La atención de salud de los que podían pagar estaba en manos de médicos privados, mientras que para el resto de la población estaba a cargo de instituciones caritativas eclesiásticas (siendo los hospitales más un centro de reclusión de enfermos con el casi inevitable destino de la muerte que lo que son actualmente) o de algunas organizaciones obreras. Las últimas algunas veces autogestioban la atención médica de sus afiliados y se hacían cargo de la promoción y prevención, exigiendo mejores condiciones laborales y promoviendo buenas prácticas sanitarias entre los obreros.

En la década de 1920, frente a la creciente sindicalización y radicalización de las organizaciones obreras, el estado chileno legaliza los sindicatos y comienza a promulgar leyes y desarrollar instituciones de asistencia social. De esta manera, los sectores acomodados, cediendo en algunas demandas y mejorando en cierta medida la calidad de vida del proletariado chileno, logran integrar a muchas organizaciones obreras en el aparato institucional, facilitando su cooptación y disminuyendo su grado de combatividad. Es así como se comienza a gestar el Estado Asistencialista, con la creación del Ministerio de Salubridad y Asistencia Social y el Seguro Obrero, pasando la salud de un gran sector de los trabajadores a ser responsabilidad del estado.

La creación del Servicio Nacional de Salud (SNS), en 1952, marca un hito en el sistema sanitario chileno. La intención de los sectores gremiales y políticos más progresistas en la creación de esta institución era que fuese la base de un sistema de salud de cobertura universal y con una concepción integral de la medicina, centrada en la familia y el equipo de salud, integrando los aspectos biopsicosociales de la salud. Sin embargo, la mayoría del gremio médico y de la casta política veía sus intereses económicos comprometidos con la integración de casi la totalidad de la práctica de la medicina al aparato estatal. Es así como el SNS termina siendo un híbrido que intenta conjugar los intereses de todos los actores, manteniendo la exclusión, el autoritarismo y la desigualdad en el sistema sanitario chileno.

Durante el gobierno de la Unidad Popular se intentó profundizar la democratización (buscando que la población tomara el poder de las instituciones sanitarias) y cobertura del SNS, mediante el Programa de Democratización del Servicio Nacional de Salud, el Programa Socio-Cultural y el proyecto de creación del Servicio Único de Salud,. Además, se buscaba transformar el concepto de Salud propio del sistema capitalista, como queda de manifiesto en el discurso del Dr. Infante, Director del Servicio Na­cional de Salud durante este período, en la IIIª reunión de los Ministros  de Salud de las Américas, en 1972.

«Estamos decididamente en contra de las concepciones economicistas que consideran la salud como un medio para desarrollar las fuerzas productivas. La relación existe, pero su sentido debe ser inverso, el desarrollo de las fuerzas productivas debe encontrarse al servicio de la salud de la población. […] Así, la función de dar salud no consiste en reincorporar individuos al mercado de fuerzas de trabajo, sino que, por el contrario, se define en términos de desalienación, de humanización, de liberación plena y verdadera»

Diversos factores políticos y culturales impidieron desarrollar estos planes durante el gobierno de la UP, incluyendo la excesiva burocracia, el sectarismo dentro de la izquierda y la oposición del gremio médico y los representantes políticos de la clase dominante. Al verse el gobierno cercado frente a la obstrucción política y el hostigamiento interno e internacional, postergó estas iniciativas y con el golpe militar, nunca llegaron a implementarse.

Sin embargo sí llegaron a materializarse, a veces por iniciativas gubernamentales, muchas veces por cuenta de la propia comunidad organizada, experiencias de Poder Popular en salud, como fue el caso de los Consejos y Brigadas de Salud, o el Frente de Salud y el policlínico construido y gestionado por los propios pobladores de la población Nueva Habana.

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La dictadura y la configuración del actual modelo sanitario

La dictadura cambió el rumbo de la historia de Chile en muchos aspectos, al igual que en la educación, en la salud también se manifiesta la implantación del modelo neoliberal, en el cual la salud deja de ser considerado derecho humano fundamental de responsabilidad social y pasa a ser responsabilidad individual y mercancía que se compra y se vende en el mercado.

La implementación de este nuevo modelo económico en materia de salud y seguridad social requirió la deliberada destrucción de las organizaciones políticas y sociales, callando toda voz pública y presencia del movimiento popular, pues una transformación tal no podía ser concebida democráticamente, sino sólo a través de la imposición violenta.

A partir de 1975 se comienzan a anunciar las primeras bases ideológicas de lo que el régimen neoliberal esperaba lograr en el área Salud, cuyos fundamentos eran de carácter económico y no de protección social. Así anunciaba el ministro de salud de la época, general de aviación Herrera Latoja: “1975 es el año de la transición para la incorporación de la política económica de libre mercado en la que el pago de la atención de salud deberá estar de acuerdo con la capacidad de los ciudadanos para costearla y será proporcional a la renta del grupo familiar”. En 1979 comienza el periodo legislativo del gobierno militar que abrió paso a la institucionalización formal del sector salud que perdura hasta nuestros días.

El desmantelamiento del aparato público estatal de salud (Servicio Nacional de Salud) no se hizo esperar, a partir de 1973 hubo una política clara de reducción del gasto y el presupuesto de todo el sector público de salud, en 1974 el Estado contribuía con el 61% del gasto en salud pública y  en 1989 éste se redujo al 17%.

“Cuentan numerosos testimonios que la vida de los centros de salud, consultorios y hospitales se comenzó a apagar, disminuyendo crecientemente el rol cultural y social que estos establecimientos jugaron en los años anteriores a la dictadura, particularmente entre 1970 y 1973 en que constituían verdaderos centros sociales y docentes de construcción colectiva de nuestra cultura sanitaria”.

El retorno a la democracia generó amplias expectativas, sin embargo y sorpresivamente para algunos, la agenda de los gobiernos en “democracia” sólo consolidó y profundizó el modelo que hoy configura un escenario desfavorable para la salud pública. La privatización del sistema previsional y hospitalario bajo el amparo legislativo favorece la existencia de grandes holdings en salud con ganancias exorbitantes (El año 2012 las isapres obtuvieron utilidades que llegaron a $ 66.352 millones), la política gubernamental que se inicia con la Concertación para que los nuevos hospitales públicos sean concesionados, es decir que una empresa privada construya la infraestructura y en algunos casos administre y gestione aspectos del quehacer en salud de ese servicio, el traspaso de pacientes hacia el sistema privado “por la falta de camas” y así una larga lista de hechos que demuestra la falta de interés por fortalecer el sector público de la salud y que esconde grandes conflictos de intereses de la casta política chilena.

Como consecuencia de las reformas en dictadura, hoy tenemos un sistema sanitario desigual e injusto, cuya calidad de atención está condicionada al ingreso económico y donde las enfermedades y la salud de las personas también tiene distinciones de clase.

Hacia donde vamos, qué queremos

El panorama es adverso, sin embargo en los últimos años hubo avances notables en materia de organización del movimiento popular chileno en sus diversas expresiones, como el movimiento estudiantil del 2011, las movilizaciones en Aysén y Freirina, múltiples huelgas de trabajadores, etc. La salud es un polo de conflicto que aún no ha estallado más allá de las organizaciones de trabajadores que reclaman condiciones laborales más dignas.

El concepto de salud supera la “atención médica”, implica el cómo vivimos, las condiciones de trabajo, cómo viven hoy los jubilados, la subcontratación, tener doble o triple jornada laboral para sustentar a una familia. Éstas son condiciones que determinan directamente la calidad de vida, la salud mental, el desarrollo de los niños y anulan cualquier posibilidad de vivir el “bienestar biopsicosocial” que define la OMS como salud. Por lo tanto la salud en su amplia definición debe ser ejercida por cada una de las personas individual y colectivamente, y no debe ser materia exclusiva de expertos ni profesionales, está directamente relacionada con el desarrollo colectivo, la cooperación entre las comunidades y la organización. Es fundamental comprender el problema de la salud como una de las manifestaciones del capitalismo y no como un hecho aislado solucionable con reformas parciales.

¿Qué hacer?

Creemos que es fundamental en esta etapa de organización incipiente avanzar en la construcción de Proyecto de Salud articulado entre los distintos actores de la comunidad organizada, que contemple la lucha por frenar la actual agenda privatizadora del gobierno y a la vez nos permita facilitar la organización desde abajo en la construcción de Poder Popular, fomentando las experiencias de reflexión crítica, construcción y autogestión. Desde la esfera estudiantil aportar una visión crítica a nuestra formación, la intervención paternalista del profesional de la salud, la medicalización como mecanismo de control social, por nombrar algunos temas, involucrando a todos los actores de la salud (usuarios, profesionales, estudiantes, trabajadores, etc.)

La/el estudiante y profesional de la salud, si desea realmente transformar las condiciones de salud de la población, debe ser un luchador social permanente, pues como revisamos en este artículo existen determinantes mayores (estructura política-económica y social) que escapan a la práctica profesional cotidiana y sus posibilidades de intervención.

Desde el FEL-Salud, te invitamos a hacerte parte de la construcción de un camino propio en materia de salud para ir trazando juntos un nuevo sistema sanitario y una nueva sociedad.

Nota:

Qué es Autogestión?

Autogestión es cuando todos los aspectos de la gestión de un espacio, todos sus procesos internos, están a cargo de sus propios miembros organizados democráticamente, y no de una instancia burocrática. Un ejemplo podría ser un colegio gestionado por sus profesores, estudiantes y apoderados, una fábrica comandada por sus propios trabajadores o una comuna a cargo de sus propios pobladores en vez de un alcalde.

Lecturas recomendadas:

– Institucionalidad sanitaria chilena 1889-1989, Carlos Antonio Molina Bustos.

– Salud y Democratización, Luis Weinstein

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Lista C a la FECH. Programa y candidatos de «Luchar».

El 12 y 13 de Noviembre se llevan a cabo las elecciones de mesa directiva y concejeros para la FECH. El Frente de Estudiantes libertarios compone, junto con otras organizaciones de la izquierda de intención revolucionaria, la lista C: «Luchar: Cconstruyendo fuerza estudiantil y popular».

El año pasado se realizó un gran aporte al acercamiento de la Universidad al campo popular, creando y fortaleciendo lazos con sindicatos, organizaciones de pobladores y otras organizaciones sociales que responden al llamado a la transformación social.

Para este período nuestro programa se basa en 7 ejes: Democratización Estudiantil; Democratización Institucional;  Acceso, mantención y bienestar; Extensión; Géneros y Sexualidades; Medioambiente; Financiamiento y Postgrados. Uno de nuestros principales proyectos es la creación de la Central de Prácticas, iniciativa que pretende articular las prácticas profesionales de las carreras de nuestra universidad con el mundo popular, permitiendo a los estudiantes no sólo realizar sus prácticas profesionales en el mundo empresarial, sino también en diversas organizaciones sociales y populares.

La lista C «Luchar: construyendo fuerza estudiantil y popular» está compuesta por:

Fabián Araneda (ICEI)
César Salazar (Salud)
Rocío Almuna (Campus Sur)
Omar Astorga (Derecho)
Camila Ruz (Química y Farmacia)

Melissa Sepúlveda: Candidata a Concejera FECH por la facultad de la Salud.

Revisa nuestras propuestas aquí.
Programa resumido aquí.

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Frente a las elecciones municipales: Nuestra alternativa.

Frente a las elecciones municipales, la discusión al interior de la izquierda del país se polariza principalmente en 2 propuestas: la de participar en las elecciones el 28 de octubre, ya sea apoyando al Partido Comunista o al Partido Igualdad –y sus respectivos aliados-, y la de no hacerlo. En respuesta a  este escenario, algunos movimientos políticos dentro de la Izquierda de Intención Revolucionaria (IIR) han hecho un llamado a funar las elecciones municipales. Sin embargo, esta apuesta ha carecido de un contenido estratégico, quedándose principalmente en la mera consigna antielectoralista. Se hace necesario entonces la construcción de una alternativa que se dirija a dotar de contenido la critica actual a la institucionalidad y que tenga la vista puesta en la construcción de soberanía popular.

La configuración del escenario

En este momento la mayoría de la izquierda extra parlamentaria –Izquierda Cristiana, MAS, MAIZ, Nueva Izquierda- se encuentra en un proceso acelerado de incorporación a la apuesta del gobierno de nuevo tipo, propuesta por el Partido Comunista, y que gira en torno a la figura de Bachelet; además de lo anterior, se propone acumular capital político desde el conjunto del mundo popular tras las movilizaciones de los últimos años. Frente a esto, urge evitar que esta última situación se profundice, pero además, es importante levantar una alternativa real frente a los intentos de dar una respuesta “por la izquierda, pero desde la institucionalidad” a la conflictividad social del 2011, como lo hace el Partido Igualdad buscando tensionar la estructura autoritaria de la misma.

Hoy en día, hay elementos claros –dos cierres estructurales- que demuestran la incapacidad de lograr avances reales desde la participación electoral. El primero de estos cierres es el institucional y que se traduce en la incapacidad efectiva de los consejos municipales para realizar transformaciones, lo que cercena la capacidad de influencia de organizaciones sociales y de base en la toma de decisiones.  El segundo cierre es uno de carácter político, y tiene que ver con la incapacidad de la izquierda de poder contar con una fuerza propia suficiente para tener una presencia importante en la institucionalidad, por lo que la obliga a realizar pactos con los partidos políticos de la Concertación. Esta alianza se hace entonces indispensable para tener niveles básicos de influencia en instituciones como el parlamento o los municipios. Sin embargo, la actuación de la izquierda dentro de esta alianza durante los últimos años –por no mencionar durante sus gobiernos-, demuestra su incapacidad de generar un camino distinto al neoliberalismo. Debido a todos esto, la apuesta del PC implica incorporarse en una posición de subordinación frente a la Concertación en un eventual pactos, mientras la misma debilidad de la izquierda impide que el Partido Igualdad aparezca como una alternativa dentro del juego electoral.

De esta forma, el centro del problema que enfrenta la izquierda no es si votar o no –un tema meramente táctico, en una coyuntura muy específica- sino que se encuentra en la discusión estratégica a mediano plazo, en la propuesta de construcción de programa, en la política de alianzas y en la lectura con respecto al Estado que se realiza. En este sentido y fuera de esa dicotomía, planteamos la necesidad de generar una alternativa de izquierda que se dirija hacia la construcción de soberanía popular, que se encargue de generar las condiciones para la construcción de poder popular.

Nuestra Alternativa

En estos momentos es la izquierda de intención revolucionaria la que tiene el mayor desafío por delante. El Partido Comunista tiene clara su apuesta estratégica de construcción, mientras que el resto de la izquierda no ha sido capaz de superar un estadio básico de las consignas anti-electorales. No estamos ante un escenario en el que los sectores populares toman la ofensiva política, sino más bien ante una nueva oportunidad de avanzar en el proceso de reorganización del movimiento popular. Es por ello que hoy nuestra respuesta frente a las elecciones se encuentra dirigida a levantar una alternativa de construcción de organización popular, entendiendo que es una apuesta cuya materialización es en el mediano plazo.

Es importante no olvidar que durante los últimos años, debido al alza de la movilización social y a la incapacidad del Estado –y del modelo en su conjunto- de asumir las demandas de los sectores movilizados, se ha dado un proceso paulatino de deslegitimación del aparato institucional en su forma actual. De esta forma, el parlamento y el Estado cada vez se han ido visibilizando más como lo que son: herramientas de control por parte de quienes históricamente han detentado el poder. Frente a todos estos elementos la salida que vislumbramos es fortalecer las organizaciones de base y sus procesos de debate y discusión política, asumiendo que ante el Estado la única forma de conseguir avances en las demandas del pueblo es la construcción de Poder Popular, la institucionalidad se verá tensionada en la medida que seamos capaces de construir un alternativa de organización y participación. En esa línea de construcción planteamos una alternativa que en sí misma dice no a las salidas electorales y plantea una forma de democracia mucho más participativa e inclusiva.

Nuestra alternativa se entronca entonces, en la orientación estratégica de construcción de Poder Popular, esto es, la capacidad del pueblo de tomar el poder en sus manos a través de sus organizaciones de base, avanzando en torno a las demandas emanadas desde su seno de acuerdo a las necesidades reales de la clase trabajadora. En este sentido, nuestra respuesta no es el llamado a no votar, tampoco a sí hacerlo, sino que es a construir una propuesta, un programa que emerja desde el pueblo, para lo cual se requiere avanzar en la recomposición de la organización del mismo y de un proceso de discusión propositiva que desarrolle perspectiva al interior de la IIR.

¡Porque el modelo no cederá, a construir Poder Popular!

¡Arriba las y los que luchan!

Frente de Estudiantes Libertarios

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Estimados: La sesión 2 del taller de pensamiento y prácticas libertarias («Una mirada libertaria de la Salud») se realizará el Martes 30 de Octubre a las 17.30 horas. Auditorio Mónica Suárez, Facultad de Medicina Norte U. de Chile.  Confirme su asistencia aquí.

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Taller de Pensamiento y Prácticas Libertarias: segundo ciclo

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Los invitamos a este segundo ciclo del taller de Pensamiento y Prácticas Libertarias a realizarse en la Facultad de Medicina de la U. de Chile.

Este taller tiene como objetivo presentar y discutir la corriente de pensamiento libertaria, rescatando experiencias históricas relevantes desde el anarquismo y otros sectores políticos, a la vez que el pensamiento de varios teóricos.

También se pretende, desde varios hitos históricos, acercarse a una definición de Salud desde una perspectiva libertaria.

Sesión 1: Introducción al pensamiento y prácticas libertarias

Fecha: Jueves 18 de Octubre, 17.30hrs
Auditorio: Mónica Suárez
Expositor: Gabriel Rivas, profesor de Filosofía
En esta sesión se hará una introducción a los principales conceptos que constituyen la teoría anarquista y la definición de “lo libertario”, entendiendo que su formación se erige a partir de las experiencias históricas de los movimientos populares, de las cuales también serán revisados casos clave para entender la deriva histórica del pensamiento libertario.

Sesión 2: Una mirada libertaria de la Salud: rescatando experiencias históricas con miras a la generación de un proyecto.

Fecha: Martes 30 de Octubre a las 17.30 horas
Auditorio: Mónica Suárez
Expositora: Melissa Sepúlveda
En esta sesión se revisarán experiencias históricas de autogestión comunitaria en Salud, rescatando elementos que permitan visualizar una perspectiva y propuesta libertaria de la salud y problematizando el rol del anarquismo y de los profesionales de la salud en la construcción de autogestión sanitaria.
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Apostando a levantar una alternativa de Poder Popular

Este artículo corresponde al suplemento realizado para el boletín Tribuna Libertaria período Invierno 2012.

Durante estas últimas semanas, el movimiento estudiantil ha intentado dar continuidad al proceso de luchas iniciado el 2011 mediante una serie de movilizaciones, tomas y masivas convocatorias callejeras. No obstante, la respuesta del bloque en el poder sigue siendo la misma: represión brutal en las calles y en nuestros lugares de estudio, criminalización de nuestras formas de lucha e invisibilización de nuestras demandas. Por su parte, el ejecutivo y la clase política en su conjunto persisten en su intransigencia, negándose a implementar la más mínima reforma que apunte en la dirección señalada por los estudiantes.

En ese contexto, la aprobación de la reforma tributaria constituye una expresión más de los profundos niveles de acuerdo que existen entre las distintas expresiones políticas del bloque dominante, a la hora de resolver aspectos fundamentales para el modelo. Pese a diferencias menores dentro de la Concertación, finalmente la clase política aprueba un proyecto que no altera la actual estructura tributaria regresiva, fortaleciendo a la educación privada y entregando bajo lógicas de mercado los pocos recursos fiscales adicionales que pretende recaudar. El mensaje es claro: pese a la crisis de legitimidad de algunas de las principales instituciones del Estado y al descontento incipiente de la población frente a ciertos aspectos del modelo neoliberal, el bloque dominante apuesta por profundizar la estructura política y económica heredada de la dictadura.

La aprobación de la reforma tributaria también evidencia los límites de la apuesta del PC y sus fuerzas auxiliares. Este sector, aunque utilice a los movimientos sociales de moneda de cambio, ve limitada su capacidad de maniobra frente a los sectores hoy hegemónicos dentro de la Concertación, que privilegian una política de los consensos con el gobierno de Piñera. De ahí que, aunque el reformismo insista en tensionar hacia la izquierda a los sectores “progresistas” del conglomerado opositor, buscando un acuerdo programático que les permita su inclusión directa en un gobierno de “Nuevo Tipo” liderado por Bachelet, los equilibrios políticos al interior de la clase dominante solo les permitirán actuar como vagón de cola y tanque de oxígeno de una coalición que una vez reinstalada en la moneda, se ocupará principalmente de recuperar los niveles de gobernabilidad perdidos, mediante el impulso de una serie reformas menores tendientes a corregir los “excesos” del actual modelo.No pretendemos ser parte de un proyecto con meras reformas a una institucionalidad que hace aguas a la hora de servir al Pueblo, ya que el Pueblo es quien debe servirse a sí mismo. Es así como por nuestra parte los sectores que nos reconocemos como parte de una Izquierda de intención revolucionaria que apuesta a transformaciones profundas, debemos apostar a visibilizaros como alternativapopular que se emancipe de la democracia liberal, empoderándonos en el trabajo cotidiano y construyendo espacios de organización, , aterrizando y poniendo por delante una estrategia orientada a construir Poder Popular. Para ello, debemos fortalecer y articular al calor de la lucha nuestras diversas organizaciones de clase, apuntado a elevar las capacidades del pueblo para gestionar de forma colectiva los aspectostácticos y estratégicos que direccionen nuestra vida, en el marco de un proceso que apunte en forma masiva y desde abajo, hacia la autogestión política y económica de la nueva sociedad a construir.

En lo inmediato, lo anterior pasa por entender que los procesos de movilizaciones, como el del 2011 o el proceso actual iniciado durante el segundo semestre, representan batallas parciales en el marco de un conflicto que irremediablemente se extenderá en el mediano plazo, conflicto del que sólo obtendremos victorias significativas en la medida que modifiquemos a nuestro favor, la correlación de fuerzas actualmente desfavorable para el campo popular. Esto implica que en las semanas que vienen, debemos ser capaces de sostener nuestros procesos de movilización con los pies bien puestos en la tierra y con la mirada bien clara hacia el horizonte, apuntado a prepararnos para esa irremediable extensión, ganando reivindicaciones para nuestra clase, buscando generar un avance en la correlación actual desplegandonos masivamente en las calles en función de hitos movilizadores que nos permitan instalar en amplias capas de la población nuestras demandas estratégicas en pos de una educación entendida como Derecho Social, gratuita y al servicio del pueblo, a la vez que mantenemos nuestra capacidad de presión sobre el Ejecutivo, intentando avanzar en la concretización de demandas que apunten hacia democratización[1], fortaleciendo  la educación pública[2] y desmunicipalización[3] efectiva; lo que debe ir de la mano en el plan de lucha al mediano plazo, buscando una mejor posición en la correlación de fuerzas para seguir luchando y vencer bajo el amparo de un horizonte estratégico de poder popular y autogestión.

Y más importante aún, es momento de apostar a que la construcción de Poder Popular, se haga carne en nuestra realidad inmediata, fortaleciendo, multiplicando y politizando los espacios de organización existentes al interior de nuestros lugares de estudio, articulándolos con las franjas que se organizan y luchan desde otros sectores del campo popular y contribuyendo al proceso ya iniciado en Chile de recomposición del tejido social. Avanzar en democratización interna, fortalecer los vínculos con profesores y trabajadores al interior de nuestros lugares de estudio, orientar nuestras mallas curriculares de acuerdo a las necesidades de la población, constituyen algunas de las alternativas que nos permiten concretar las tareas que tenemos por delante. Lo importante será que cada trabajo que emprendamos lo desarrollemos con imaginación, con voluntad de mayorías y con convicción para disputar y construir el Proyecto Educativo del Pueblo, que no es otro que el proyecto político de la construcción de Poder Popular desde todos los territorios en los que estemos presentes.


[1]Derogación del DFL 2 y el decreto 115.

[2]Aumento de los recursos a universidades estatales bajo la forma de aportes basales de libre disposición, gestionados por la comunidad estudiantil en su conjunto.

[3]Implementación de consejos resolutivos con participación comunitaria en la gestión de los liceos.

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Poniéndole el hombro a un Nuevo Ciclo de Luchas

Artículo del boletín Tribuna Libertaria del FEL, Sección Santiago.

A pesar de la masividad lograda en las convocatorias estudiantiles del año anterior y de los altos grados de legitimidad que las demandas tenían en la sociedad chilena, no hemos sido capaces de doblarle la mano al gobierno y ganar nuestras reivindicaciones. Esto se explica en parte, en que estamos disputando la estructura del sistema educativo, la cual se sostiene sobre una determinada base ideológica, política y económica: el capitalismo en su fase neoliberal. Es así como el movimiento estudiantil al plantearse en contra del crecimiento de la privatización de la educación y del debilitamiento de la educación pública y en contra de la concepción de la educación como mercancía, se enfrenta directamente a la clase económica y política dominante del país. Siendo este el escenario de lucha, debemos constituir una fuerza que sea capaz de enfrentar y disputar este modelo educativo que el bloque dominante no está dispuesto a tranzar, dado que la educación es un pilar fundamental para el modelo en el que basan sus privilegios. Esta fuerza que debemos construir, trasciende lo meramente estudiantil, y es por esto que se hace necesaria la articulación con otros sectores para así tener posibilidades reales de ganar.

El proceso del 2011 quedó abierto, en la medida que no obtuvimos avances concretos en nuestras demandas. Además, este año el gobierno ha retomado la iniciativa política en materia educativa, por lo que se vuelve evidente que no podemos quedarnos de brazos cruzados.

Un segundo semestre de lucha

En los primeros meses del año, pesó con fuerza el desgaste arrastrado por las extensas movilizaciones del 2011 y la escasa voluntad de un sector del activo político inserto en el movimiento estudiantil, por darle continuidad en la calle al proceso desplegado en el año anterior.

Ahora, en el actual ciclo de movilizaciones que se abre en agosto, debemos reconocer que estamos frente a un hito más dentro de un largo camino de lucha que no sólo apunta a concretizar nuestras demandas, sino que a la vez, nos permite tensar al bloque en el poder y fortalecernos como pueblo, sentando las bases para que seamos las grandes mayorías quienes ejerzamos soberanamente un control colectivo sobre los múltiples aspectos políticos, sociales y económicos que atraviesan nuestra vida en común.

Así también, es necesario comprender que la masividad en las calles no es suficiente, ya que esta debe ir acompañada del fortalecimiento de nuestras asambleas y demás espacios de coordinación y discusión política, reflexionando colectivamente en torno a los objetivos y al desarrollo de esta coyuntura movilizadora, única garantía para evitar que el sector de la izquierda que apuesta a extender sus niveles de influencia en la institucionalidad, acumule electoralmente en octubre, aprovechando nuestro descontento y nuestro despliegue en las calles en su propio beneficio.

Una Educación para el Pueblo, un pueblo que se hace fuerte…

Para nosotros, la lucha reivindicativa desde los espacios educacionales adquiere sentido al enmarcarla dentro de una disputa por Proyecto Educacional.  De ahí que impulsamos la construcción e implementación de un Proyecto Educativo al servicio del campo popular, entendiendo dicho proyecto como una serie articulada de orientaciones de alcance mayor a lo meramente reivindicativo que va cobrando fuerza y se va reformulando en base a las experiencias de lucha del movimiento popular. Este proyecto entra en contradicción con el actual modelo de dominación, por lo que sus puntos fundamentales sólo se harán realidad en el marco de una sociedad construida bajo bases radicalmente distintas a las actuales.

Finalmente, en la medida que el Proyecto se elabora e implementa al calor de una lucha que debe ser protagonizada por el conjunto del movimiento popular, lo entendemos como una expresión concreta de construcción de Poder Popular, en el que el pueblo y sus organizaciones se fortalecen luchando, dotando de contenido al modelo educativo y avanzando en su gestión colectiva.

Avanzando hacia una educación al servicio del pueblo

Como movimiento estudiantil, junto con profundizar y clarificar nuestros objetivos estratégicos, debemos ser capaces de aterrizar aquellos elementos reivindicativos que constituyan avances pequeños pero consistentes, hacia esa transformación profunda y radical que el modelo educativo y la sociedad en su conjunto requieren con urgencia.

En las líneas que siguen, desarrollamos algunos ejes reivindicativos que consideramos relevantes a la hora de aterrizar nuestros objetivos de mayor alcance.  No obstante, de los ejes que aquí se desprenden, se entiende que para algunos aun no hemos acumulado la fuerza que necesitamos como movimiento popular para concretizarlos en lo inmediato, pero debemos asumir la tarea de instalarlos y defenderlos. Y habrán otros en los cuales, si movemos bien nuestras fichas, podremos ganarlos en el corto plazo. La correlación de fuerza que se genere entre el movimiento popular y la minoría privilegiada que defiende el modelo educativo actual, nos irá dando luces de hacia donde apuntar primero nuestros dardos.

Y siendo coherente con lo anterior, debemos recordar que la posibilidad concreta de avanzar no dependerá del “lobby” en el parlamento, ni de la esquiva aprobación de los grandes medios de comunicación, sino que se fundamenta en nuestra capacidad para organizarnos y desplegarnos en las calles como sujetos conscientes, en unidad con las franjas de nuestro pueblo que de a poco se reactivan y protagonizan sus propias luchas.

  1. 1.       ¿Educación de calidad? ¿Para qué? ¿Para quiénes?

La clase política rápidamente vació de contenido nuestra consigna de “educación de calidad”. Para este sector, “calidad” equivale a buenos resultados en pruebas estandarizadas (simce, PSU, PISA, etc), o peor aún, implica que el conocimiento que se construye y se transmite en todo el sistema educacional, responda en forma eficiente a las múltiples necesidades del actual modelo económico.

Y he aquí un punto fundamental: ¿de qué nos sirve que la educación sea gratuita si en esta se forma capital humano al servicio de la clase dominante? Para nosotros, el horizonte fundamental que atraviesa a toda la lucha por la educación, es la disputa de proyecto educacional. No nos basta “el fin al lucro”, si este no se acompaña de una transformación profunda a los objetivos del sistema educacional y, si hablamos de una educación de calidad, lo entenderemos solamente como la construcción de un sistema educacional orientado a satisfacer las necesidades de los pueblos de Chile, lo que está en contraposición directa con los intereses y objetivos del capitalismo.

Por lo tanto, si pensamos en reivindicaciones coherentes con ese objetivo de largo alcance, estas debiesen apostar a que sea el conjunto de actores sociales vinculados con el proceso educativo –y en el mediano plazo, el conjunto del campo popular a través de sus organizaciones más representativas- quienes definan los objetivos, los estándares y los criterios de evaluación de una educación de calidad, atribuciones que actualmente sólo recaen en algunos tecnócratas del MINEDUC que responden a sus intereses de clase. Esto implica una transformación radical en los objetivos, composición y atribuciones de la institucionalidad que se encarga de estas materias[1].

En el caso particular de la educación superior, se debe crear un nuevo sistema de acreditación que condicione la existencia[2] de las instituciones educativas al cumplimiento de una serie de requisitos mínimos que aseguren su orientación pública[3], eliminando a las agencias privadas que intervienen en ese proceso y remplazándolas por espacios públicos con financiamiento y apoyo técnico estatal, que contemplen la participación protagónica del campo popular y que respondan en forma descentralizada a las múltiples necesidades materiales y culturales de nuestros pueblos.

Y para la educación secundaria, la tarea será una desmunicipalización que contemple la creación de espacios de gestión pública, comunitaria, descentralizada, con arraigo territorial, financiados y apoyados técnicamente por el estado, con incidencia protagónica en la definición de contenidos curriculares y en la adopción de criterios de evaluación que permitan medir los avances en torno a la satisfacción de las necesidades de las grandes mayorías, quitando el foco del mecánico entrenamiento para la obtención de mejores resultados en pruebas estandarizadas.

A fin de cuentas, nuestra apuesta se orienta a generar múltiples espacios, en los que el pueblo soberanamente ejerza el control colectivo sobre el conjunto del sistema educacional.

  1. 2.       Financiamiento

 

Compartimos en lo inmediato, el aumento significativo de los recursos estatales en el porcentaje del PIB destinado a educación.

A)      Educación Secundaria.

 

  • En el mediano plazo debemos apuntar al fin del financiamiento compartido con el que se sustentan los colegios particulares subvencionados. No podemos financiar con recursos públicos el negocio lucrativo de esos establecimientos ni tampoco tenemos que sostener económicamente proyectos educativos particulares, restringidos y sectarios.
  • Las escuelas públicas deberán financiarse principalmente con aportes basales que consideren sus particulares necesidades de acuerdo al territorio en el que se encuentren y no con subvenciones a la demanda.

 

B)       Educación Superior

 

  • En lo inmediato, debemos exigir un aumento significativo de los recursos a todas las universidades estatales, que se exprese en una reducción real en los costos de aranceles y matrículas, apuntando a que en el mediano plazo, dichos recursos se entreguen como aportes basales, de libre disposición, gestionados por cada comunidad, rompiendo con los criterios sesgados del actual Aporte Fiscal Directo.
  • Eliminación del AFI y el traspaso de esos recursos a fondos de libre disposición.
  • Condonación de las deudas en todas las formas del sistema crediticio destinado a educación, con miras a su eliminación.
  • Como horizonte, el aumento de recursos a las universidades estatales deberá permitir la concretización de la educación gratuita.

 

  1. 3.       Educación Técnica

Avanzar en la construcción de un sistema nacional y público de educación técnica, donde se integre la educación secundaria con la educación superior, fomentando en su interior la formación de sujetos conscientes de su rol y de su posición en la sociedad y en la economía, dotados de las herramientas necesarias para defenderse sindicalmente y con capacidad crítica para construir en conjunto con el pueblo, un nuevo modelo de desarrollo productivo acorde a los intereses de las mayorías.

  1. 4.       Democratización

 

  • Debemos asegurar en lo inmediato, la derogación definitiva de los decretos de ley que impiden la participación de toda la comunidad educativa en la gestión integral de las instituciones.
  • Hay que exigir señales claras que apunten hacia una desmunicipalización efectiva de los liceos, que contemple espacios de gestión descentralizados, con inserción territorial, donde la comunidad organizada participe con capacidad resolutiva.
  • Como horizonte, apuntamos a una democratización profunda y radical, donde no sólo los actores vinculados directamente al proceso educativo participan en todos los niveles de la gestión, sino que el conjunto del campo popular organizado, asume un rol protagónico en la construcción colectiva de sus instituciones.

5. Acceso

Hoy en día las clases sociales más altas son las que ingresan mayoritariamente a la educación superior, por lo que sería insuficiente solo lograr avances en materia de gratuidad, sin lograr un cambio sustancial en el acceso.

De lo anterior se desprende la necesidad de retomar las reivindicaciones en esta materia, incluyendo al menos las demandas de acceso contenidas en el petitorio Confech 2011, que implicaban el “rechazo a la PSU por su carácter regresivo y elitista que solo detecta el nivel socio-económico y la creación de mecanismos complementarios de acceso que consideren nivelación, mantención (académica y económica) y titulación [..]”.

Este aumento en el acceso a la universidad, debe asegurar cuotas significativas para los estudiantes provenientes de los sectores más postergados, ligándose además, a un aumento en las matrículas de las universidades estatales,

Entendiendo que estas demandas no son más que soluciones parciales, mantenemos en el horizonte el fin a la PSU y a cualquier otro filtro de ingreso que segregue según origen socioeconómico y que condicione la entrada a la educación superior bajo criterios meritocráticos.

6. Retiro de la agenda educativa del ejecutivo

Si bien entendemos que nuestro marco reivindicativo no puede asumir en exclusiva un carácter reactivo a las propuestas del gobierno, resulta evidente que los proyectos de ley presentados por el Gobierno, consolidan el modelo educativo actual y por tanto van en un sentido contrario a lo que como movimiento estudiantil hemos apostado. Es por ello que una de las reivindicaciones a levantar debe ser el retiro de la agenda educativa del gobierno.

No obstante, a diferencia de los sectores de izquierda que apuestan a reforzar sus posiciones al interior de la institucionalidad, sobrevalorando una insípida capacidad de “lobby” en los pasillos del parlamento, nuestra apuesta es a frenar esta agenda en las calles, desde una posición de fuerza que se fundamenta en la voluntad de lucha del movimiento estudiantil. Algunos de los aspectos más urgentes de esta agenda son:

A)      La Reforma Tributaria:

La reforma del ejecutivo no constituye un paso decisivo hacia la transformación de la estructura tributaria regresiva del país, recaudará una ínfima parte de los recursos necesarios para una transformación profunda del modelo educativo y fortalece a la educación privada.

Lo importante es entender que la desigualdad económica no solo se atenúa con ajustes tributarios: un aspecto central a considerar en la mejora de la distribución del ingreso, es el aumento del poder de negociación de los trabajadores. Por lo tanto, el norte del movimiento popular en este plano, debiese estar por el fortalecimiento sindical como forma de alterar el resultado de la distribución entre capital y trabajo, siendo una urgencia ganar en la lucha, avances en negociación colectiva por rama de producción, o la extensión automática de los acuerdos al resto de los trabajadores, entre otras demandas que le corresponderá disputar a los trabajadores en conjunto al movimiento popular.

Y si hablamos de reivindicaciones que apunten a engordar las arcas fiscales con miras a financiar derechos sociales fundamentales para el pueblo, la apuesta a mediano-largo plazo debe ser la socialización[4] de nuestros recursos naturales, en el marco de un proyecto de soberanía popular que ejerza el control sobre las riquezas generadas colectivamente.

B)       La Superintendencia de Educación

La Superintendencia ha sido la respuesta del Gobierno para mejorar el problema de la calidad en la educación. Sin embargo en su proyecto el gobierno sigue sosteniendo elementos que refuerzan el mercado, sin atacar verdaderamente el problema del lucro.

Sin embargo, tal como ya lo desarrollamos anteriormente, lo importante de la discusión sobre calidad, es qué entendemos por esta misma y quien define los criterios que la determinan.

C)       Ley de Financiamiento

Aunque se eliminen los bancos del sistema crediticio y se reduzcan las tasas de interés, lo que verdaderamente encierra esta ley, es la consolidación del sistema crediticio como forma de financiamiento estudiantil -bajo la lógica de la educación como mercancía e inversión individual- y el traspaso indirecto de recursos públicos a instituciones privadas.

D)      Ley “Hinzpeter”

Si bien no entra directamente como ley vinculada a la educación, creemos necesario combatirla como expresión concreta y brutal de la represión y la criminalización de la lucha social en Chile, considerándola además como un freno efectivo a futuros levantamientos del mundo popular. Por lo tanto, nos sumamos a las diversas voces que apuntan a su retiro.

Algunas palabras finales…

Sabemos que lo aquí desarrollado es insuficiente e incompleto, pero constituye una humilde hoja de ruta con la que pretendemos contribuir a fortalecer la politización y la discusión de base, en los múltiples espacios que seguramente se multiplicarán durante estas semanas, de cara a este nuevo proceso de movilización que se abre.

 

¡¡ Arriba los y las que Luchan!!
Porque el modelo no cederá… ¡¡ Desde abajo a construir Poder Popular!!


[1] Entre otras, considerar al MINEDUC, al Consejo Nacional de Educación y a la Superintendencia, junto con el marco legal que actualmente sostiene estas instituciones, o los proyectos de ley en curso que las modifican o las crean.

[2] Y no sólo la entrega de recursos estatales, como plantean otros sectores de izquierda.

[3] Misiones y objetivos acordes a los intereses de las mayorías del país, participación triestamental efectiva, composición socioeconómica heterogénea de la matrícula, sin lucro, aranceles acotados al sueldo promedio de los sectores más desfavorecidos, estabilidad laboral sin subcontratación, etc., etc.

[4] Lo cual implica propiedad pública, gestionada por y a beneficio de, los trabajadores y el movimiento popular.

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Taller de Pensamiento y Prácticas Libertarias

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Este taller tiene como objetivo presentar y discutir la corriente de pensamiento libertaria, rescatando experiencias históricas relevantes desde el anarquismo y otros sectores políticos, a la vez que el pensamiento de varios teóricos.

También se pretende, desde varios hitos históricos, acercarse a una definición de Salud desde una perspectiva libertaria.

Sesión 1: Introducción al pensamiento y prácticas libertarias

Fecha: Jueves 30 de agosto, 17.30hrs
Auditorio: Por definir
Expositor: Pablo Abufom, Magister en Filosofía UCH
En esta sesión se hará una introducción a los principales conceptos que constituyen la teoría anarquista y la definición de “lo libertario”, entendiendo que su formación se erige a partir de las experiencias históricas de los movimientos populares, de las cuales también serán revisados casos clave para entender la deriva histórica del pensamiento libertario.

Sesión 2: Una mirada libertaria de la Salud: rescatando experiencias históricas con miras a la generación de un proyecto.

Fecha: por definir
Auditorio: Por definir
Expositora: Melissa Sepúlveda
En esta sesión se revisarán experiencias históricas de autogestión comunitaria en Salud, rescatando elementos que permitan visualizar una perspectiva y propuesta libertaria de la salud y problematizando el rol del anarquismo y de los profesionales de la salud en la construcción de autogestión sanitaria.
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